Grete Waitz (1953-2011) Reina del Maratón

Nueva York, 1978: Hace unos años que los más reputados atletas del planeta se baten entre ellos en la recta final de Central Park.  Medio mundo sueña ya con cruzar esa meta. Y sin embargo, otra mitad del planeta parece estar excluida de esta fiesta. Aún se oyen frases como esta: «La Maratón es una prueba extrema,  no es bueno afrontarla para una mujer».  Hoy, una joven noruega debutante en maratón -la dorsal 1.173- galopa feroz por el Bronx hacia esa meta en la isla de Manhattan.

1978 Grete Waiz gana su 1er NY Marathon. Sumaría 8 coronas más.

Fred Lebow, alma y corazón de la carrera desde su nacimiento, sabía lo que hacía cuando se empeñó personalmenten en invitar a esta poco conocida atleta vikinga, que jamás había corrido una maratón.  Para los entendidos del momento, su dorsal 1173 no estaba en quiniela alguna. Tanto así, que cuando Fred -yendo y viniendo por la carrera como loco el día de la prueba- preguntó quién había ganado la prueba femenina, sus ayudantes solo supieron decirle: «Una chica rubia con coletas».  No hizo falta más.

Aquella sencilla maestra de escuela había venido desde Noruega para debutar en la larga distancia. Y en su primer maratón acababa de rebajar el récord mundial en más de dos minutos: De 2h34´47 a 2h32´20″  De repente, un nuevo horizonte se abría para las mujeres en carreras de larga distancia. Y allí siguio ella, convertida ahora para la prensa mundial en una  nueva Valkiria que marcaba el camino.

Una historia que estuvo a punto de no existir jamás. Grete veía su primer maratón simplemente como una oportunidad única para visitar los Estados Unidos. Orgullosa escandinava siempre, casi se quedó en casa cuando en la invitación a la carrera Lebow se resistía a pagar también el viaje oceánico para  Jack, su marido.

Al fin llegaron a la línea de salida. Aún allí, la chica de las coletas no tenía idea clara de donde se metía. Pensaba la debutante: «Tengo tres horas de trabajo duro por delante, y luego a descansar» Aquel debut, con aquel ritmo de record mundial desde un principio,  se le hizo eterno. «A cada momento que veía los árboles, pensaba que ya estábamos entrando en Central Park »

La maestra noruega y corredora de atletismo nunca había pasado de 20km en sus entrenos. Trató de beber agua en carrera, y por pura inexperiencia se lo derramó por toda la cara y la nariz. Sufrio severos calambres en cuádriceps y pantorrillas, lógico dada su falta de entrenamiento específico: «Estas cosas no me pasan en la pista. Cuando acabó el maratón me fuí bastante molesta a hablar con Jack. Quería que él supiera cuánto había sufrido»

Tras aquella victoria le dijeron que la suya era una hazaña única, maravillosa…pero una mujer nunca podría bajar de 2h30. Grete lo escuchó impasible. Marchó a casa, entrenó y volvió al año siguiente para correr aún más fuerte hacia Manhattan: 2h27´33″. Y aun batiría su propio record del mundo dos veces más:  Nueva York 1980 con 2h25´41″.  Londres 1983 con 2h25´29″ 

El huracán Waitz siguió barriendo las calles de los cinco barrios (Staten Island, Brooklyn, Queens, Bronx, Manhattan) año tras año, arrastrando detrás a mujeres del mundo entero, cada vez más rápidas, cada vez más fuertes. Pero ella siguió en cabeza hasta 1988, diez años despues (¡!) cuando logró de nuevo la victoria…. por novena vez. Para entonces, millones de neoyorquinos gritaban «Grete!» a su paso por cada milla, y saltaban entusiamados al verla pasar la meta.  La apoteosis de aquella historia arrancada cuando su marido, Jack,  la animó a aceptar la invitación de Fred Lebow para debutar en maratón.

Su debut, por sí solo, ya hubiera sido una carrera para la Historia. Pero amaba de veras el atletismo, y le dio más, mucho más: En 1980, Waitz estableció récords mundiales en 5K, 10K, 15K, 10 millas, y 20k.  Ganó cinco titulos mundiales de Cross, de los cuales tres lo fueron por un margen tan grande que no se ha vuelto a ver. La Mini Maratón es la carrera femenina más importante USA de 10k en ruta. Allí los neoyorquinos la vieron tambien triunfar en cinco ocasiones, recibiendo otro regalo: Tres récords mundiales.

Y sin embargo, las rivales que tuvo durante su carrera fueron -como ella- grandes figuras del deporte femenino de la Historia. Verdaderas atletas a las que costaba un mundo doblegar en cada carrera. Para ganar Nueva York nueve veces tuvo que dejar atrás a gente como Ingrid Kristiansen, Lisa Martin Ondieki, Patti Lyon Catalano, Julie Brown, Priscilla Welch, Fogli Laura, Lorena Moller, Teske Charlotte, y Joan Benoit Samuelson.

Su actitud hacia la fama tambien llamó la atención: Ya coronada como ganadora y nueva figura planetaria del deporte, volvió a Noruega asediada por la prensa mundial. Su reacción: Decidió no tener un teléfono en su casa en Noruega. Llamaba a su madre desde un teléfono público a media milla de distancia.

Más allá de sus increíbles logros deportivos, la personalidad de Grete nos ha dejado lecciones impagables, como los dos fogonazos  que nos regaló en 1992 y 1993, ya lejos de la cabeza de carrera.

En 1992, Grete volvió a participar al  Maratón de Nueva York, con un nuevo objetivo: Acompañó a Fred Lebow, enfermo de cáncer cerebral, andando juntos durante toda la carrera.  «Estaba muy preocupada por estar allí al frío durante cinco horas. Y sin embargo, se nos ha pasado todo tan rápido. Estuve todo el tiempo mirando a Fred, conteniendo las lágrimas.»

En 1993 está de nuevo en «su» carrera, pero hoy ha venido solo como espectadora para animar a Jack. La meteo fue horrible toda la prueba, pero tras completar los 42k se negó a retirarse a descansar. Había prometido a una corredora muy especial que mientras ella siguiera en carrera, la estaría esperando para aplaudirla en meta. Zoe Koplowitz, corredora con esclerosis múltiple, cumplió su parte del trato. 24 horas después de darse la salida encaraba la recta de Central Park bajo la emocionada mirada de Waitz: «Ella estaba ya llegando y me dí cuenta que nadie le había guardado una medalla de finisher. Me fui corriendo al hotel para pedirle  su medalla a Jack.» 

Grete Waitz en 1994

La puerta que Grete abrió en 1.978 sigue hoy abierta, dando paso a nuevas figuras para la leyenda. Paula Radcliffe es quizá hoy el espejo en que hombres y mujeres del mundo se miran para afrontar los 42,195m. Aquí 10 minutos de impagable charla entre las dos. Prólogo, como no, a un nuevo Maratón de Nueva York.  Genio y figura hasta el final, Grete comenta en el video: «Ayer me vino a preguntar una persona si yo era Paula Radcliffe…creo que es el mayor piropo que me han dicho en mi vida»  Sin palabras.


Waitz ha pasado sus ultimos años batallando contra el cáncer que se le diagnósticó en 2005. Su espiritu siguio firme tambien en ese trago, y muy rara vez aceptó comentar su condición en público, para evitar la compasión.
«Esa no es mi personalidad», dijo en noviembre de 2005. «Siempre he sido unapersona privada. … Voy a luchar como cuando busco la línea de meta, para  ganar esta carrera. Cruzo los dedos»

En 2007, Waitz  estableció en Noruega la Fundación «Activos contra el Cáncer»  inspirada por una organización similar, el «Equipo de Fred», en NuevaYork. Su objetivo:  «Inspirar a otros pacientes de cáncer para mantenerse físicamente activos, y trabajar para establecer centros de ejercicio físico en los hospitales de cáncer »

Estatua homenaje a Grete en Bislett (Noruega)